Ruptura amorosa, cómo superarla.

Psicólogos Murcia. Cómo superar una ruptura amorosa

Cuando hay una ruptura amorosa, no nos queda más remedio que vivir el desamor, que se define como la falta de amor, afecto o cariño a una persona o una cosa. Y todos/as nos sentimos identificados/as si lo definimos como el estado mental y emocional de tristeza, dolor, desanimo, impotencia, etc, en el que nos encontramos cuando se acaba dicha relación.

Cuando comienza una relación de pareja o estamos conociendo a alguien, estamos ilusionados/as, nos sentimos bien, todo es más placentero, pensamos en un futuro juntos/as, las emociones son más fuertes, etc.

A veces esas relaciones avanzan, se consolidan y en otras ocasiones una de las personas de la relación decide que no quiere continuar porque algo no funciona. Los motivos pueden ser muy dispares: No hay un sentimiento fuerte o hay sentimientos contradictorios, solo hay sentimientos de amistad, no se ve un futuro a largo plazo, no se siente lo que se quiere sentir, las condiciones de la relación no son las más favorables, hay más interés en conocer a otras personas o tener otro tipo de experiencias, no se tienen los mismo valores, etc.

Cuando alguien toma la decisión de romper una relación, sea cual sea el motivo, la realidad es que ya no quiere estar ahí, y por mucho que duela, lo mejor que puede hacer es irse.

Cuando esto pasa, la persona que no quiere la ruptura amorosa, pero que se ve “obligada” a ello tiene que hacer su duelo y vivir el desamor para poder encontrarse bien de nuevo.

 

 

¿Qué es vivir el desamor?:

  • Centrarnos en el presente y dejar el pasado en el pasado.
  • Sufrir, llorar, sentir el dolor de la perdida de una persona que era importante en nuestra vida y que ya no quiere estar.
  • Aceptar que no es una elección propia y que la otra persona tiene derecho a respetarse a sí misma y tomar decisiones, aunque no estemos de acuerdo.
  • Luchar durante unos días entre lo emocional y lo racional.

 

 

¿Qué podemos hacer para superar la ruptura amorosa de la forma más funcional y sana posible?

  1. Despedirnos de la persona. Por muy dolorosa que sea la ruptura amorosa, la relación ha tenido momentos muy buenos, bonitos o felices y además ya forma parte de nuestra historia de vida, por eso mismo es importante:
  • Hablar de todo lo que ha pasado y cerrar temas pendientes
  • Es momento de respetar la decisión de la otra persona y dejar el pasado en el pasado

 

  1. Mantener contacto cero.
  • Mantener contacto después de una ruptura amorosa puede crear falsas expectativas y falsa esperanza de que la relación se puede recuperar. A lo largo del tiempo, eso hace más daño.
  • Si una de las personas de la ruptura siente amor por la otra persona, no se puede ser amigos/as, eso hace que todo duela más.
  • No tener información sobre la persona al principio genera mucha incertidumbre y mucho miedo de olvidar lo vivido, pero ayuda a atravesar el dolor y tomar distancia emocional.
  • Archivar toda la información del móvil: fotos, mensajes, whatsaap, etc, y bloquear en RRSS para no tener la tentación de retroalimentar el dolor buscando causas, justificaciones de lo que ha pasado y no estar pendiente de lo que hace la otra persona.
  • Tomar distancia nos permite tener mejores perspectivas de lo que ha pasado, actuar en consecuencia y tomar mejores decisiones.

 

  1. Elaborar el duelo de la pérdida.
  • Ante una ruptura amorosa tenemos dos frentes abiertos, por un lado, el dolor de la pérdida de esa persona, y por otro, el dolor de saber que esa persona sigue estando ahí, haciendo su vida, sin querer estar con nosotros/as.
  • Con respecto al duelo, hay que atravesar el dolor para sanar y enfrentar el miedo al olvido, a la soledad, a la posibilidad de no volver a conocer a una persona igual, empezar de nuevo otra etapa, nuevos hábitos, etc.

 

  1. Entender que las emociones pasan por un proceso de cambio
  • Las emociones más comunes son la tristeza, el dolor, la rabia y el miedo. También se puede sentir apatía, desanimo, bloqueo, alteraciones del sueño, del apetito, etc.
  • La tristeza aparece desde el primer momento de la ruptura amorosa por la pérdida de la relación, la pérdida de la persona a la que se quiere y la pérdida de los hábitos diarios de todo ello.
  • Al principio puede ir acompañada de la negación hacía lo que está pasando porque no estamos preparados para hacer frente a lo que ocurre. Cuesta asimilar y aceptar la nueva situación de ruptura y nuestras emociones se protegen negando la realidad.
  • También se tiende a pensar que se ha perdido el tiempo o que la otra persona nos ha engañado en cuanto a sus sentimientos.
  • La culpa aparece si pensamos que no hemos hecho lo suficiente o si podíamos haber hecho las cosas de otra forma.
  • Puede ir acompañada de un auto engaño y creer que si nos dan otra oportunidad la relación va a mejorar y todo va a estar bien. Si las personas de una relación no están dispuestas al cambio por igual y no lo trabajan en equipo, es muy difícil que los problemas que han llevado a la ruptura cambien o mejoren.
  • El dolor de la pérdida, de los cambios. Se supera, atravesándolo. Muchas veces las personas no quieren pasar por ese sufrimiento, por ese malestar, pero es necesario para poder sanar, superar la ruptura y encontrar de nuevo el bienestar emocional.
  • Algunas personas lo evitan y tratan de anestesiarse para no sentir. Un ejemplo típico es tener el pensamiento de “un clavo saca otro clavo” y empezar a salir con otras personas demasiado pronto. El dolor que no se supera, se mantiene en el tiempo dañando la autoestima y las futuras relaciones.
  • La rabia, el enfado son emociones necesarias para asimilar lo que está pasando y bien gestionadas nos ayudan a tomar distancia con el otro y movilizar todos los recursos necesarios para empezar una nueva etapa.
  • Mal gestionada nos impulsa a la venganza, a querer que la otra persona le vaya mal, que sufra igual que nosotros. Pero esto solo aumenta la rabia y la dificultad para pasar página, retroalimentando las obsesiones, rumiaciones sobre el tema.
  • También lo que está ocurriendo se convierte en un monotema de conversación con los demás, como si en nuestra vida no hubiese más cosas importantes. Hay que diferenciar la necesidad de desahogo, de la obsesión por lo que está pasando.
  • El miedo a la soledad, a no ser suficiente, no volver a encontrar otra pareja, a un nuevo abandono, es lo más habitual.
  • Esto quiere decir que tenemos la autoestima dañada y hay que repararla para estar bien. En caso contrario se retroalimentan las obsesiones, la paranoia, la dependencia emocional, etc.
  • Así que es momento de llorar mucho, echar de menos, sentirse triste, sentir rabia, enfadarse, atravesar el dolor, es decir, tocar el fondo para volver a la superficie, con más fuerza.

 

  1. Volver a la rutina diaria
  • Si hemos necesitado un tiempo de reflexión, soledad y aceptación, después hay que volver a la vida cotidiana, trabajo, familia, amigos. Recuperar una rutina para crear nuevos hábitos en los que esa persona ya no está.
  • Con el tiempo esto formará parte de nuestro crecimiento personal en la vida, haciéndonos más fuertes y resilientes.

 

«La emoción que puede romper tu corazón, es a veces la misma que la sana». Nicholas Sparks.

 

 

Recibir terapia psicológica te puede ayudar si:

  • Vives el desamor de forma tóxica. (Más información sobre ello en el artículo «Ruptura amorosa tóxica«)
  • Sientes que no eres capaz de gestionar por ti mismo/a todo lo que sientes.
  • El duelo se alarga demasiado en el tiempo.
  • Existen síntomas obsesivos, depresivos, ansiosos, no puedes volver a la rutina y pasar página, etc.

De forma general en estos casos, en terapia se trabaja:

  • Cómo la persona está viviendo, sintiendo y gestionando la ruptura amorosa.
  • La autoestima dañada.
  • El sistema de creencias sobre las relaciones amorosas.
  • Tolerancia cierto nivel de malestar
  • Afrontar algunos miedos: soledad, empezar de cero, conocer a otra persona, tiempo perdido, etc.

Cada persona vive una ruptura amorosa de forma distinta y por ello la atención y tratamiento psicológico debe ser totalmente personalizado.

 

Si te apetece leer más sobre el tema, te recomiendo los libros de Silvia Congost o Walter Riso.

 

Si tienes cualquier duda, deja tu comentario. Me encantará leerte.

 

Araceli González. Tu psicóloga en Murcia.

 

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